Muchas veces no nos damos cuenta de que nos aferramos a nuestra rutina y que involuntariamente no permitimos que personas ajenas a nuestro entorno nos den una nueva visión de la vida o nos permitan disfrutar de la buena compañía..... aunque en un principio los veamos como extraños...
Dejándome llevar un poco por la ilusión y otro poco por la tontería de acercarme a alguien de la que últimamente me siento más distanciada, acepté pasar un fin de semana mitad en familia, mitad entre extraños.
Si a eso le añadimos la simple idea del relax, piscina, y unas vistas casi de película, podría decir que pintaba bien, pero siempre con el recelo a sentirme una extraña.
Que mal te sientas, ahora relajada, en casa, pensando en la inicial desconfianza, sobre todo porque mi carácter no es muy dado a ser social y más últimamente. Que magnífica sensación también saber que mi gente por fin a encontrado a alguien con calidad, gente honesta, gente con la que merece la penar pasar un fin de semana entre extraños.
Solo agradecer tanto a unos como a otros el maravilloso fin de semana en el paraíso que me han regalado a mí y a mis hijos, por hacerles sentirse felices, sin tapujos, sin peleas, por hacerme sentir como una más, por hacerme reir y hacerme partícipe de su amistad y de su complicidad, lo he pasado genial y espero que en algún momento sea en el paraíso o en nuestra vida diaria, tenga la magnífica oportunidad de volver a compartir momentos tan divertidos y amenos, tres familias diferentes, haciendo una, entre rubias, zumos, y HHHHH,.......
Molida de cuerpo y amoratada de los juegos de piscina y feliz y agradecida por la inmerecida compañía.......
GRACIAS.
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